Carmen Baselga (Col. nº 0008) nos presenta su nuevo proyecto de diseño interior para Clínica Dental Mireia.
Uno de los objetivos del proyecto era alejarse de la imagen de clínica dental estándar y buscar una identidad que dotara de personalidad y singularidad a la clínica, que fuera verdaderamente representativa de sus valores entre los que destaca la preocupación por el bienestar del paciente.
Esto es lo que llevó al equipo de diseño a la selección y uso de determinados materiales y colores.
El amarillo ocre brillante resulta tan estimulante como la luz del sol y transmite emociones positivas como alegría o felicidad. Es dinamizador y actúa animando la zona interior de la clínica que no tiene comunicación directa con el exterior. “Se trataba de suscitar una sensación similar a la que produce el sol al amanecer donde sus rayos oblicuos y anaranjados generan una luminosidad cálida y dinámica.”
La propuesta cromática viene apoyada por la temperatura de color de 3.000ºK utilizada en la iluminación que potencia la calidez buscada. Los materiales protagonistas son la cerámica esmaltada y la cadenilla dorada que aporta ligereza, y filtra la luz y la visión, delimitando los espacios con sutileza, generando vibraciones con su leve tintineo y el reflejo que produce el brillo de los azulejos.
La apuesta es radical pero establece un nuevo referente dentro del mundo de la odontología. Rompe un prejuicio acerca del uso de los colores. No solo el azul funciona en los entornos sanitarios, es más, cuando se abusa del uso de un color asociado a un determinado entorno profesional o laboral, puede acabar provocando un efecto no deseado, de rechazo por asociarse al dolor, en este caso, o a momentos de estrés.
En cuanto a la organización espacial, se concibe la clínica como un todo. Distinguimos tres zonas de espera, una en el acceso, cercana al módulo de recepción, que permite una interacción directa con el personal de atención y bienvenida; otra zona específicamente destinada a los niños, y una más en el área interior que configura un eje central de asientos en torno al cual se articula la distribución de gabinetes. En esta destaca el uso de cadenillas metálicas que separan discretamente varias subzonas de espera vinculadas a cada uno de los gabinetes. Se busca dividir y subdividir pero no cortar el espacio de forma tajante.
Fotografía: Mariela Apollonio