Carmen Baselga_Taller de proyectos (Col. nº 0008) nos presenta su nuevo proyecto de diseño interior para este espacio doméstico.
Una mesa para unir y reunir. La mesa tiene un sentido simbólico que nos remite a la noción de comunidad, es un elemento aglutinador, es el lugar/objeto que nos pone en situación de compartir, departir o debatir.
En esta ocasión el estudio ha diseñado muy a conciencia esta pieza clave de la vivienda, otorgándole el protagonismo que se merece y desde la esencialidad, evitando elementos como las patas que pudieran entorpecer el libre movimiento de los comensales, y con la acertada elección de un material tan noble como es el mármol Blanco Mármara.
Por su ubicación, excéntrica dentro de lo que es el salón comedor, paradójicamente la mesa se convierte en elemento central y unificador entre esta zona de la casa y el espacio de la cocina.
Mediante la apertura del hueco que la mesa atraviesa, se consigue generar una comunicación visual entre ambas zonas, llevando así al salón la luz natural que entra por la orientación este de la vivienda (ventana de la cocina).
Hasta esta intervención, el sol solo penetraba al atardecer desde el ventanal del propio salón recayente a la calle principal.
Pero la esencia del proyecto está en el diseño de una estructura a modo de celosía que se sitúa paralelamente a una de las paredes principales y al techo del salón. Esta estructura combinada con el sistema de iluminación artificial propuesto, a base de focos orientables que proyectan luz cálida, produce texturas que a menudo se asocian con terrazas o espacios exteriores.
Esta idea permite singularizar una vivienda de proporciones standard dentro de un edificio de los años noventa con poca o ninguna personalidad.
Las estructuras de la pared se deslizan a través de una guía oculta permitiendo así acceder a los libros y objetos decorativos colocados sobre los estantes, así como variar las escenas a gusto del propietario.
Fotografía: Laura Yago