A escasos 15 kilómetros del centro de Valencia encontramos un entorno tranquilo rodeado de paisaje para los amantes de la naturaleza, la urbanización Torre en Conill. Y como punto de encuentro un campo de golf, cerca del cual se encuentra esta vivienda unifamiliar de dos plantas más sótano.
El juego de volúmenes, la iluminación que acompaña la volumetría de la vivienda y un estudio detallado de las zonas exteriores hacen de cada centímetro de esta parcela de 2500 m2, un espacio de disfrute del hogar. El contraste creado a través de la materialidad y la iluminación realzan la arquitectura, que, de forma sutil, se percibe desde el vial principal a la vez que se abre al interior de parcela para permitir transparencia y visión del paisaje que la rodea.
Del estudio paisajístico se proyecta un extenso jardín sobre el que recae la vivienda, su amplia terraza exterior y una gran piscina con jacuzzi incorporado. Es en este punto exterior donde se crean recorridos para el paseo que, además de ofrecer una visión panorámica sobre la propia parcela, permiten disfrutar del paisaje que nos regala el entorno.
En el acceso nos da la bienvenida una escultura con formas sinuosas realizada a medida con diferentes terminaciones de acero, por el artista Rafael Amorós. Una alegoría al contraste propio de texturas y colores de las fachadas.
En la vivienda, el programa se dispone mediante una distribución encadenada que permite la libre circulación de las plantas y es a través de la materialidad que el espacio dialoga interior y exteriormente. Así, el revestimiento imitación madera de la fachada abraza un ala de la vivienda y se introduce en planta baja, como fondo de cocina y en planta primera como cabecero en el dormitorio principal, reforzando el efecto de fusión entre exterior e interior.
El material cerámico es sin duda protagonista de los espacios interiores. Un pavimento porcelánico gran formato color blanco veteado recorre todas las estancias, creando continuidad y, en el caso de la planta baja, reviste uno de los muros contribuyendo a intensificar la diafanidad del espacio. La cocina, formada a partir de módulos en columna y una isla central, se realiza con piedra cerámica aportando textura y calidez. Asimismo, la piedra natural empleada en el aseo de cortesía con una pared espejo amplifican el espacio.
En planta primera, un mosaico de piezas hexagonales color oro rosa reviste la ducha del baño principal añadiendo prestancia a la pieza. Por otro lado, otros elementos proyectuales como la elección de la grifería en baños, la decoración vertical hecha a propósito para estos espacios y el vidrio fumé empleado en el armario vestidor del dormitorio principal, ayudan a crear esa atmósfera exclusiva y elegante que aporta un toque distintivo al conjunto.
En la planta sótano, un patio inglés ilumina la sala de ocio y cine. Un jardín de bananeras se sitúa en este nivel aportando luz y vida a la estancia, que se trata con una atmósfera más tenue y amigable a través de los colores, texturas y decoración vertical.
Cabe destacar que la iluminación y la elección del mobiliario no son casuales: la personalización de estos elementos y el “hecho a medida” en sintonía con la arquitectura favorecen a dar vida a las estancias y se emplean para dotar a cada uno de sus espacios de presencia y calidad, y así, la experiencia de vivir cada uno de ellos se hace especial.
En conclusión, el proyecto aúna paisajismo, interiorismo y equipamiento específicamente escogidos para esta vivienda unifamiliar donde la atmósfera interior se encuentra en armonía con el entorno.
Arquitectura: RGB arquitectos
Interiorismo y paisajismo: Dobleese Space&Branding
Fotografía: Mayte Piera